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jueves, 27 de octubre de 2011

SATISFACCIÓN POR LAS SENTENCIAS A LOS REPRESORES Una multitud celebró en la calle el fallo que puso fin a largos años de impunidad Publicado el 27 de Octubre de 2011



Organizaciones políticas y organismos de Derechos Humanos acompañaron desde muy temprano la lectura de las sentencias. 
 
La alegría explotaba en gritos, cantos y abrazos cada vez que desde los parlantes se escuchaba la frase “prisión perpetua” que daban cuenta de las condenas que caían sobre 12 de los 18 represores que fueron sentenciados ayer en el final del histórico juicio por los crímenes cometidos en la ESMA, uno de los centros clandestinos más grandes del país y por donde pasaron más de 5000 detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar.
En la puerta de los tribunales de Comodoro Py, organizaciones políticas y organismos de Derechos Humanos acompañaron a los familiares de las víctimas y a los sobrevivientes de la ESMA mientras los jueces del Tribunal Oral Nº 5 Ricardo Farías, Daniel Obligado y Germán Castelli todavía seguían debatiendo la sentencia, demorando el veredicto y exasperando al público en la calle.
Los militantes de HIJOS montaron un escenario desde donde leían los mensajes y adhesiones, agradecían los testimonios brindados por los sobrevivientes y emitían videos desde la pantalla gigante para contar los detalles del juicio que comenzó en diciembre de 2009. Ángela Urondo leyó un poema de Mario Galli, una de las víctimas incluidas en el juicio, y recordó a su hermana Claudia Urondo y su pareja Mario Koncurat, ambos desaparecidos en la ESMA. También habló Cristina Muro, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, para recordar a su compañero Carlos Chiappolini. En tanto, Roberto Baradel, titular de Suteba, sostuvo que “los trabajadores abrazan a la madres y a las abuelas”.
Un grupo de cumbia colombiana amenizaba la tarde fría mientras la pantalla mostraba las tres sillas vacías donde debían sentarse los jueces. Hasta que el momento esperado llegó y todo fue silencio y atención. La pantalla reproducía el gesto amargo de cada represor mientras escuchaba su sentencia. Al nombre del acusado le seguía el grito colectivo de “asesino” y a los nombres de las víctimas, los aplausos.
“Este es un momento histórico que esperábamos desde hace 16 años cuando nos juntamos por primera vez”, definió Charly Pisoni, de HIJOS. “Estas sentencias son producto de la lucha de las organizaciones y la voluntad política de Néstor y Cristina Kirchner que hicieron de las banderas de los Derechos Humanos una política de Estado.”

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