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domingo, 16 de octubre de 2011

Alpartagas sí, netbooks y libros también Año 4. Edición número 178. Domingo 16 de octubre de 2011 Por Francisco Yofre y Gabriel Bencivengo politica@miradasalsur.com


El Ministerio de Educación avanzó en la extensi
ón del próximo ciclo lectivo. La medida, según las autoridades, se inscribe en una política que apunta a compensar desigualdades. Logros y deficiencias de un sistema en expansión.
"Me angustiaba mucho cuando mi hijo me traía la tarea y no lo podía ayudar porque no sabía de qué me hablaba. Ahora, que voy a la escuela, puedo darle una mano porque también yo estoy estudiando”. Testimonios de este tipo, que podría ser extraños algunos años atrás, es frecuente en la actualidad. En los hechos, forma parte de un relevamiento reciente sobre el impacto de la Asignación Universal por Hijo. En este caso corresponde a una mujer que volvió a las aulas “obligada” por el subsidio, tras abandonar la secundaria cuando quedó embarazada a los catorce años.
Como ella, miles de personas han retornado al sistema y se suman a otros miles que por primera vez se inscribieron. Según datos de la Dirección de Información y Evaluación de la Calidad Educativa, organismo del Ministerio de Educación de la Nación, la cantidad de alumnos creció en más de 600 mil entre 2007 y 2010. Hoy, son 11.800.000 los matriculados y prometen ser más cuando se conozcan los resultados definitivos del último censo nacional.
Las cifras sirven para ponerle marco al anuncio de prolongar el ciclo lectivo a 190 días, iniciativa bien recibida por amplios sectores de la comunidad, pero que al mismo tiempo plantea algunas inquietudes. ¿Cuál será su impacto efectivo? ¿Qué relación hay entre extender el ciclo y mejorar la calidad de la enseñanza?
María Inés Vollmer, viceministra de Educación, señaló: “Es una medida muy importante si se la ubica dentro del conjunto de decisiones políticas que se toman para mejorar los procesos educativos y las condiciones de aprendizaje. No es que por diez días más de clases, la educación va a ser fabulosa; pero ayuda a que muchos chicos que volvieron, o que se están sumando, encuentren en este incremento un apoyo para avanzar en algún conocimiento que no hayan incorporado”.
La funcionaria agrega que la medida también sirve a los docentes. En este caso, para brindar más apoyo a los alumnos que lo necesitan. “Ojalá podamos llegar a los 210 días como México, o a los 200 de Brasil. Las 190 jornadas es un primer paso”, dijo Vollmer.
Los otros números. La extensión del ciclo lectivo y la evolución de la matrícula tienen correlato presupuestario. En el Ministerio de Economía señalan que la composición del gasto público en Educación y Cultura, medido por finalidad y función, registró durante los úlitmos años un constante aumento, que lo ubicará el año próximo en el 1,85 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). Evolución similar al que registra el rubro Ciencia y Técnica, que alcanzará en 2012 un nivel del 0,39 por ciento del PBI. En números redondos: 34.500 millones de pesos y 8.140millones, respectivamente –un 18,4 y un 23,4 por ciento más que en 2011, en cada caso–.
Todos al aula. “Como ahora tenemos una escuela secundaria obligatoria se empieza a ver con mayor nitidez el problema de los chicos que abandonan el nivel medio o que tienden a repetir”, apunta Vollmer. Mientras rigió la Ley Federal de Educación, el Estado no se preocupaba de que el alumno fuera a la escuela más allá de los 15 años. Ahora, que un chico abandone, es un problema para el Estado. También que repita. Según la cartera educativa, el índice de repitencia llega al 10 por ciento del total de los alumnos, con una mayor incidencia en los últimos tramos del nivel medio.
Abraham Gak, profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires y especialista en temas educativos, define como “alto” el nivel de repitencia. “Hay una buena e inequívoca intención política del Gobierno de tomar medidas para atacar el problema, pero donde falta bastante por hacer es respecto a la igualdad de oportunidades, sobre todo cuando hablamos de los chicos que pasan del secundario a estudios superiores, y más aún en los niveles más iniciales de la educación. La obligatoriedad del secundario es importante, pero falta aún revisar políticas que ataquen la repitencia y permitan un mayor acceso a la educación superior”, apunta Gak.
Según Vollman, “prolongar el ciclo lectivo ayuda a que un chico con dificultades pueda aprobar una materia, a que pueda mejorar gracias a ese tiempo adicional. Diez días más ayudan a igualar condiciones. Indagar sobre por qué los chicos repiten o por qué no van a la escuela es un trabajo que tiene que hacer la escuela en función de los datos que recoge. Antes, la secundaria no era obligatoria y si el chico no aprobaba era un problema de la familia. Ahora es un problema de la escuela y el Estado”.
Extensión y calidad. Una de las voces que puso reparos a la extensión del calendario provino del gremio docente. Mirta Petrocini, secretaria general de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), señaló que “el anuncio no es sinónimo de mejor educación. En realidad más que agregar días habría que mejorar la calidad de las jornadas de clase. Que haya mejores condiciones de aprendizaje, mejores salarios, mejores condiciones de infraestructura. Es cierto que hay más alumnos y eso está muy bien, pero hay problemas de infraestructura que se agudizan al tener más estudiantes. Si un chico tiene que estudiar con cuarenta grados de calor en Misiones sin ventilador es probable que abandone”, plantea la sindicalista.
Sin duda, el planteo de extender el ciclo lectivo exige mayores esfuerzos a toda la comunidad educativa. Para Vollman, se trata de “invertir ciertas lógicas”. Desde la óptica de la funcionaria, “que falte un ventilador en un aula de Misiones no puede hacer que no se dicten clases en febrero. Primero hay que lograr que haya clases en febrero y a partir de ello conseguir el ventilador como sea. Se trata de plantear una serie de políticas públicas en movimiento para mejorar la calidad”, dice la viceministra. Los datos señalan que la inversión en infraestructura escolar es una de las más importantes de los últimos años. Sin embargo, es insuficiente. Por ejemplo, al iniciar la presidencia Néstor Kirchner, las escuelas técnicas tenían un presupuesto de 6 millones de pesos. Dos años después, con la ley que regula la escuela técnica, se pasó a 820 millones anuales –algo así como el 0,02 por ciento del total del presupuesto–.
La revolución permanente. Para Daniel Filmus, ex ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y la Nación, la crisis es natural en los sistemas educativos. “La idea de la crisis permanente está presente, incluso, en países que, como Alemania, Francia o Corea, tienen los mejores estándares. Esto es así porque la función de la educación es transmitir conocimientos y valores que que cada vez cambian con mayor velocidad. En ese desacople reside el desafío de adaptar las instituciones educativas a las demandas de la sociedad”.
Se trata, entonces, de buscar soluciones a problemas nuevos. El aumento de la matrícula, la dificultad de absorberla desde la infraestructura actual y la repitencia son algunos de esos desafíos. Pero hay otros. Una pista la entrega Filmus: “En algún punto, la recuperación del mercado laboral atenta contra la escuela media. En algunas provincias se da una dinámica especial. A partir de la mayor demanda laboral cayó la matrícula, al tiempo que creció la cantidad de alumnos inscriptos en los secundarios nocturnos. Hoy, la escuela nocturna pasó a ser una escuela de adolescentes. Sin embargo, muchos de esos jóvenes, pese a la intención de continuar estudiando a la par que trabajan, terminan abandonando. Pusimos medio millón de becas, pero una beca no compite con un sueldo. Es, en gran medida, responsabilidad de la escuela retener a esos chicos”.
Problemas nuevos y viejos. “La meta exige un esfuerzo, pero se puede cumplir. Es una decisión simbólica, pero a la vez concreta”, concluye Filmus.

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