laorejagigante

laorejagigante

martes, 24 de noviembre de 2015

Walmart y Carrefour suspenden industria nacional por importados 18:57 | Las dos grandes empresas multinacionales frenaron la compra de más de 100 mil pares de zapatos y zapatillas de industria nacional a la espera de una posible apertura de las exportaciones. La Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines de la República Argentina, está preocupada.

Un posible triunfo de Mauricio Macri este 22 de noviembre en el balotaje presidencial, tiene asustados a muchos gremios y productores nacionales. La idea de que se abran las exportaciones de muchos de los productos que hoy se fabrican en el país, pone en riesgo a la economía y a la industria nacional.

Según el portal enorsai.com.ar, la semana posterior a las elecciones "se desató una tormenta inesperada" cuando WalMart y Carrefour suspendieron compras para el 2016 de zapatos. La cifra, según diversas fuentes, se estima entre 80 mil y 100 mil pares.

Cuando los productores preguntaron las razones, las dos empresas sostuvieron lo mimo: "Volvamos a conversar el 23 de noviembre”.

Ariel Aguilar, Secretario general de la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines de la República Argentina, sostuvo: "Es diferente a los noventa porque Menem había prometido revolución productiva y salariazo. En este caso yo tengo la previsibilidad como fabricante y sé que es lo que piensa Macri: la posibilidad es convertirnos en importadores”.

Las multinacionales detrás de Walmart y Carrefour especulan con la posibilidad de comprar calzado con un costo promedio de 2 dólares por par provenientes de China. Sin embargo, el precio en góndola será el mismo: apuestan a una maximización del margen de ganancia.


“En 2003 había 25 mil puestos de trabajo, hoy tenemos 80 mil. Hoy se venden 120 millones de pares de los cuales el 80% es producción nacional y el 20% es importado”, y agregó: "No existe la clase consumidora, lo que existe es una clase trabajadora que consume".

SIN CHEQUE EN BLANCO


El balotaje del domingo determinó un ganador legítimo, Mauricio Macri, y un escenario de virtual paridad electoral entre el FPV y Cambiemos (apenas 2,8 de diferencia en el total, 700 mil votos que se vuelven 351 mil votos de distancia entre 25 millones de votantes) que abre una disputa de criterios entre halcones y palomas al interior de la alianza que reúne al PRO, a la UCR de Ernesto Sanz (que ya hizo su renunciamien
El balotaje del domingo determinó un ganador legítimo, Mauricio Macri, y un escenario de virtual paridad electoral entre el FPV y Cambiemos (apenas 2,8 de diferencia en el total, 700 mil votos que se vuelven 351 mil votos de distancia entre 25 millones de votantes) que abre una disputa de criterios entre halcones y palomas al interior de la alianza que reúne al PRO, a la UCR de Ernesto Sanz (que ya hizo su renunciamiento histórico) y a la CC de Elisa Carrió.
La escasa diferencia ya condicionó la primera conferencia de prensa de Macri, que tuvo que ceder ante los sectores que le advierten, con algo parecido a la lógica más elemental, que la gobernabilidad futura depende de acuerdos en el Congreso con espacios que no integran Cambiemos, a los cuales el anuncio de un ajuste o una mega-devaluación ponen casi automáticamente en la vereda de enfrente.
La necesidad de moderar a sus referentes menos aptos para la diplomacia entró en la bitácora de sus preocupaciones. Los halcones del macrismo que proponían una política económica de shock proyectaban un triunfo más holgado sobre el FPV (alrededor de 16 puntos) que finalmente no ocurrió. El "estado de gracia" con el que contaban (producto de una derrota sin atenuantes del kirchnerismo y un triunfo por encima de los 60 puntos) tampoco se produjo.
La noticia es que Macri ganó con lo justo e, incluso, anoche había cierto nerviosismo por el resultado –de todos modos ganador, no hay que hacerse los rulos con eso– que arrojará el escrutinio definitivo. ¿Se acortará aun más la brecha? ¿Irá al punto y medio?
Por eso la cautela cuando habló del dólar, sugerida por las palomas. Y por eso, más allá del balbuceo del presidente electo cuando tocó el tema de los juicios por delitos de lesa humanidad, nadie quiso hacerse cargo (tampoco él) del vergonzoso editorial de La Nación que pidió la libertad de 300 represores, argumentando que están presos por políticas de venganza. En un gesto que los enaltece, decenas de periodistas del diario –incluso un puñado que apoyó la candidatura de Macri– salieron a desmarcarse del texto promovido por los accionistas videlistas de la empresa de los Saguier y los Mitre.
Queda en evidencia que, aun entre los sectores antikirchneristas que lo eligieron como presidente, hay bolsones que no aceptarían un drástico giro a la derecha que implique un retroceso salvaje en materia de Derechos Humanos o un brusco latigazo económico que convierta a diciembre en la antesala del caos generalizado. ¿Qué habría pasado, cuál habría sido su opinión, si la distancia con Daniel Scioli hubiera sido de casi 20 puntos?
Hay macristas que quieren que Macri haga política, sobre todo, viendo que en Diputados el FPV sigue siendo la bancada más numerosa, en el Senado cuenta con quórum propio, gobierna 14 de las 23 provincias argentinas y mantiene como líder a Cristina Kirchner que se retira de la Casa Rosada con índices de aprobación similares a los que Macri cosechó en las urnas.
El ajustado margen que le aseguró la victoria es, de alguna manera, también un cepo a sus afanes personalistas y un límite a los halcones de su espacio que vaticinaban escenarios exitosos muy por encima de la realidad de los números finales y se frotaban las manos para aplicar recetas antipopulares desde el vamos.
Fue tan claro el mensaje equilibrado de los votantes que ayer mismo, ante la pregunta sobre qué pensaba hacer con la procuradora, Alejandra Gils Carbó, y el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, Macri sólo dejó asentado que esperaba que renuncien en un "gesto de dignidad" para que lo dejen gobernar. Alguien debe haberle explicado que, en realidad, tanto Gils Carbó como Vanoli fueron elegidos por las mayorías parlamentarias exigidas por la legalidad, que sus eventuales remociones dependen del Congreso y que los legisladores previeron que la estabilidad en sus cargos sea cruzada con los mandatos del Ejecutivo para garantizar independencia, tesoro caro a las instituciones.
La de ayer, primera conferencia de prensa que dio como mandatario electo, lo mostró dubitativo, recurriendo demasiado a Marcos Peña (quizá su jefe de Gabinete) en las preguntas más incisivas, tratando de irradiar tranquilidad donde en verdad hierve una caldera entre los suyos que quieren hacer política y los también suyos que pretenden ir por todo desde el minuto cero de su gobierno.
Si algo queda claro es que el mensaje de los electores no implicó ningún cheque en blanco y que el Sillón de Rivadavia viene acompañado de una serie de dilemas que no se solucionan con frases de manual de autoayuda.
Hay un presidente nuevo, algunos problemas viejos y un país que, mal que le pese, está dividido 50 y 50 entre los que lo apoyaron y los que no lo eligieron para su cargo.
Eso no hace menos legítimo su triunfo. Simplemente hace más difícil su tarea.

OPINIÓN EL PODER REAL SE ADUEÑA DE LO POLÍTICO

No hay replay todavía. Los goles con la mano serán parte del futuro análisis. Ahora mismo lo que se tiene son esos números que permiten mil lecturas. Algunas de desolación y otras de esperanza, según como se sea capaz de apreciarlas. 
Después de todo, lo que la película de estos años evidencia como aportes a la igualdad y la justicia social, a los Derechos Humanos y a la elevación de los sectores sumergidos e históricamente agraviados, parece apuntar a que el número que acompañó al gobierno, es muy pobre. Pero también puede sostenerse, con el mismo énfasis que, al cabo de 12 años de tocar intereses muy poderosos, de cambiar la forma de discutir de política, de arriesgar en cada jugada, en cada ley, en cada pelota dividida, jugando siempre al ataque, despreciando el recomendable equilibrio de los técnicos de diversas áreas, el número que finalmente acompañó al gobierno es un saldo extraordinario.
Pensémoslo de la siguiente manera: luchar a brazo partido contra el círculo rojo de un poder impiadoso, cínico, cruel, mentiroso, abusivo, corrupto, que tiene el poder de propagar su malicia a través de los medios más poderosos del mundo, en términos relativos, no es algo que pueda sobrellevar cualquier partido político donde se quiera poner la mirada. Haber molestado a los extraordinarios poderes neoliberales históricos y aún así permanecer con un piso de votantes desde el que cualquier crecimiento vuelve a posibilitarle futuros éxitos, es una conquista valedera que el kirchnerismo quizás no pueda evaluar en estas horas de inevitable tristeza, de la que esa sede del hotel donde se esperaba el resultado final fue una fotografía cabal. 
Daniel Scioli habló justamente de eso a las nueve y media de la noche. Abatido pero firme en la defensa del modelo que abrazó durante toda la campaña. Ahí  fue cuando resaltó los logros del gobierno nacional y, como un deportista cuando sabe  sin el resto, sintió la evidente satisfacción de haber hecho todo lo posible. Ese esfuerzo titánico, desarrollado en circunstancias claramente adversas, le permitieron ser el mejor Scioli, aun ante los ojos de quienes, recelosos, no lo tenían como el candidato ideal del kirchnerismo y solamente le concedieron la gracia de ser el único posible.
La estética capitalista del partido vencedor, daba en paralelo rienda suelta a una alegría que como militantes también firmes y convencidos, tenían derecho. La euforia anticipada de estos días no le quitó brillo, ese tipo de brillo al que ellos convocan, a una celebración que en el espíritu de cada uno era también una manifestación del poder que ahora ostentan con mucha más fuerza de lo habitual. El poder real, ahora se adueña de lo político. Los pasos dados en las últimas semanas a través del enfermo Poder Judicial, contagiaron una semblanza angustiante de aquello de lo que serán capaces.
Los medios dominantes, el poder político, el Poder Judicial, la Sociedad Rural, la cúpula eclesiástica, Techint están de un lado de la vida. Tienen un líder en las sombras y un gerente que le ha llegado a más de la mitad del electorado.
El poder económico internacional, los buitres en primer lugar, los kelpers, Wall Street, los Bush, los Reagan, los republicanos, Rajoy, Cameron, todos ellos sonrieron  anoche. 
La victoria fue trabajada en todos los frentes mencionados y tienen derecho a disfrutarlo. Después de los paraguas del 18 F qué otra cosa se podía esperar... «