laorejagigante

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sábado, 25 de agosto de 2018

Johnnie Ennis Ayer a las 11:28 · CFK ELLA NO ES ELLA

Johnnie Ennis
Ayer a las 11:28 · 
CFK 
ELLA NO ES ELLA
Es la generación que hablaba de amor en plena noche.
Es el sueño cumplido de los hippies.
Es la revancha de los tiroteados en los 90.
Es la vuelta del exilio.
Es mi viejo emocionado.
Es la sonrisa de Carlotto.
No es la mujer de Nestor. No es la mujer de nadie, es de ella.
Si lo decide abre multitudes, cabezas, corazones.
Y se ponen de pié los caídos en Malvinas.
Los intelectuales callan para verla pasar. La ciencia se toca el corazón.
Ella no es ella , es un suceso.
Sus lujos son la rebeldía de los pobres.
Cristina se para en la ONU poniendo de pié a los históricos arrodillados.
Ella es la rebelión de la clase media y la certeza: No volverán a pisarte la cabeza.
No es madre, no es hija, no es nada que la vincule a nadie. Ella es ella
y somos todos.
Camina y caminamos todos, porque ella avanza y no deja a nadie atrás. Odiada por poderosos y televidentes. Amada y admirada. Despertar pasiones es mucho en un mundo dormido. Ella es el tupé de los invisibles.
Ella cabecea, se toca el pelo, perfuma, y te dá vuelta un continente.
Pone de cabeza a la primer potencia.
Le temen.
Porque ella no es ella.
Somos todos.
Fin de la conversación
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viernes, 10 de agosto de 2018

Víctor Hugo Morales EDITORIAL Mentiras e hipocresía 10/08/18

Pepe Mujica: un hombre de la revolución

C5N EN VIVO

Nora Cortiñas: "La ley ya está incorporada en la Democracia"

Nora Cortiñas: "La ley ya está incorporada en la Democracia"

Marcelo Rey

Bellísimo esto que escribe Edgardo Mocca
"BOUDOU PRESO
La noche del 7 de agosto, Amado Boudou y yo íbamos a empezar formalmente una actividad en común. Íbamos a juntarnos con diversos grupos de personas (de amigos, de compañeros) para pensar la coyuntura argentina. El dibujo de la escena correspondía a una especie de división del trabajo en la que él (vicepresidente de la nación mandato cumplido) hacía de “economista” y yo era el que hablaba de “política”.
Amado aceptaba gustoso la farsa. Yo sé por qué la aceptaba. La aceptaba porque las formas, los títulos, las caretas no le importan un carajo. Aprendió
-algún día me explicará cómo- a despreciarlas, a no darles lugar, a reírse de ellas. Yo supongo que el tiempo anterior de la cana, del castigo de los que se sintieron traicionados por el cheto kirchnerista, le enseñó, o terminó de enseñarle, que él tenía una misión. No sé si él sabría decir cuál es esa misión, yo claramente no sé nombrarla. Pero la sonrisa de pibe travieso con la que él vive, con la que él piensa, con la que él sufre la más abyecta de las venganzas de su propia clase, dice que él conoce su misión.
Y lo que dijo ayer a sus verdugos revela que la conoce. Lo único que le interesó decirles a la hora de su condena lo revela. Les dijo que sabe la causa de su condena. La causa es que no se arrepintió de formar parte del gobierno de Cristina Kirchner. Les dijo que considera esa pertenencia como el orgullo más importante de su vida. Es decir, les dijo que no le importaba nada lo que pudieran hacerle porque él ama lo que hace, lo que hizo…y lo que hará. Que tiene fe en la misión que le ha tocado. Que se ríe de los autómatas que con voz engolada lo invitan a decir “sus últimas palabras”. Que son jueces pero no son el Juez. Que se sabe invencible porque invencibles son las convicciones.
No hay nada que ennoblezca más a un ser humano en el mundo de hoy que proclamar a los cuatro vientos que es un mundo injusto, insoportablemente injusto. Y algo peor: que no es un mundo inevitable. Ya se los había dicho en lo que tal vez sea la más hermosa de las poesías escritas en mucho tiempo. La que dice que la guita de los laburantes que aportan para su jubilación no es de los más ricos entre los ricos. Es de los laburantes".
Edgardo Mocca

lunes, 6 de agosto de 2018

Esta era Sandra Calamano, la maestra muerta por la desidia de Vidal

Festival en Tigre por el 40 aniversario de Abuelas "Un día maravilloso"A pocos días de haber anunciado la restitución del nieto 128 y postuladas como candidatas al Premio Nobel de la Paz, el encuentro significó el cierre de una serie de eventos con los que conmemoraron, durante los últimos meses, sus cuarenta años de lucha.



Este es un día maravilloso para nosotras, por todo este amor, esta alegría que nos dan, que nos revitaliza. Somos tres abuelas, pero miren todos los nietos que tenemos a nuestro alrededor. Todavía podemos usar las piernas, como hoy que bailamos tanto. Queremos que sepan que estos bastones los tenemos porque nunca nos arrodillamos. Hay que luchar de pie, sin odio, sin venganza, sin rencor, solo con amor”. Estela de Carlotto habla rodeada por las Abuelas de Plaza de Mayo Buscarita Roa y Delia Giovanola, diez nietos restituidos y más de una veintena de músicos. Son poco más de las seis de la tarde en el Playón TBA de Tigre y frente a ellos –en un número que a esta altura está empezando a tomar una dimensión precisa–, se extiende una marea humana de al menos setenta mil personas. “Cuando regresen, cuenten lo que vieron, cuenten que seguimos buscando a nuestros nietos, para que la próxima seamos muchos más”, cierra de Carlotto. Y sus palabras abren el último tramo del festival 40 años con Abuelas –a pocos días de haber anunciado la restitución del nieto 128 y postuladas como candidatas al Premio Nobel de la Paz–, que significó el cierre de una serie de eventos con los que conmemoraron, durante los últimos meses, sus cuarenta años de lucha.
El sol no dejó de brillar en toda la tarde. Arriba del escenario, quince bandas desplegaron un abanico de géneros musicales que se movió desde el folklore –Bruno Arias– al hip hop –Malena D´Alessio– y a la cumbia latinoamericana –La Delio Valdez–, saltó al rock –BersuitVergarabat, Kapanga–, se disparó hacia el cuarteto cordobés –Ulises Bueno– y desembocó en el indie–Los Espíritus– y el reggae –Nonpalidece–. Un caleidoscopio musical que no se atrevería a hacer girar ni la más osada de las marcas que se dedican año a año a hacer de la música un verdadero negocio. Pero esa selección distópica de bandas que desfiló sobre el escenario tenía que ver con algo muy alejado al dinero: la voluntad de reivindicar la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo. “Nadie cobró un mango por todo esto”, dijo el conductor radial y televisivo Eduardo de la Puente, quien suspendió su programa de radio para oficiar de maestro de ceremonias durante toda la jornada. “Algunos de los músicos vinieron de hacer shows ayer a la noche, otros se tienen que ir apenas terminan de tocar. Pero son un montón de años de lucha, todos queríamos estar acá”.
El mensaje que se repitió de manera incansable durante toda la jornada fue claro: amplificar la búsqueda de los más de 300 nietos que aún no aparecieron y que las Abuelas siguen esperando. Esta vez, con algunas herramientas que prendían en el público más joven. Detrás de las palabras de las Abuelas y de sus nietos, la pantalla gigante repetía los hashtags de la tarde: #yotebusco, #dondeestas, #40añosconabuelas, que se replicaban por cientos de miles en cuentas de Twitter, Facebook e Instagram. A todos los que tuvieran dudas sobre su identidad, se los alentaba en ese momento, por los parlantes, a acercarse a una carpa negra apostada a la izquierda del predio, para hablar sobre esas dudas que podían transformarse en el comienzo de una nueva vida. “Es importantísimo que exista un festival así con un gobierno que maltrata, ningunea, demoniza y desfinancia a los organismos de Derechos Humanos”, dijo a Página 12, apenas bajó del escenario la cantante Malena D´Alessio, una de las primeras artistas en tocar y también parte de la organización del festival, cuyo padre fue detenido y desaparecido en 1977.
Entre los shows de cada banda, algunos de los nietos recuperados subieron al escenario y contaron sus historias. “Nosotras nos criamos con nuestra abuela. Nuestros padres desaparecieron en agosto del setenta y siete. Papá era delegado ferroviario y mamá estaba embarazada cuando se la llevaron”, dijeron a su turno las hermanas Lorena y Flavia BattistiolColayago. “Todavía no sabemos nada de ese bebé, que hoy es una persona que ronda los 40”. A Manuel Gonçalves Granada, otro de los nietos que contó su historia desde el escenario, lo impresionó la cantidad de público presente: “No se veía hasta dónde llegaba la gente”, dijo a Página 12 al bajar. “Está buenísimo que podamos estar acá: nuestro mensaje se expande a lugares que de otro modo no llegaríamos”.
El pulso que sostuvo el festival resultaba familiar para cualquiera que se haya inmiscuido alguna vez en algo así: banderas agitándose, intentos eventuales por saltar al otro lado de las vallas, la torre de sonido convertida en ese panóptico alrededor del que se busca una buena ubicación para ver el escenario, algunos empujones, cantitos que a cada rato aseguraban que “a donde vayan los iremos a buscar”, que “hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es militar”, que “Mauricio Macri la puta que te parió”. Pero lo que sucedía entre cada una de las bandas, y los motivos que las habían llevado hasta ahí, alteraba el adn festivalero. “Yo no tengo abuelos, ellas son mis abuelas”, dijo el Mono, cantante de Kapanga, con el pañuelo verde de la campaña del aborto atado al jean. Después de su show, las remeras de Abuelas de Plaza de Mayo en cada uno de los integrantes de la interminable banda de Ulises Bueno –hermano del “Potro” Rodrigo y actual cara visible del cuarteto cordobés– replicaban el eslogan del festival que además volaba sobre el público en un zeppelin inflable: 40 años con Abuelas.
Dos chicos de trece años que venían desde Tortuguitas lo observaban y respondían a la pregunta sobre qué sabían acerca de las Abuelas de Plaza de Mayo. “Sabemos que están buscando a sus nietos, que se los robaron y los quieren encontrar”. Después de ese ejemplo de contundencia discursiva, se disponían a esperar el cierre a cargo de Nonpalidece, la banda de reggae que funcionó como puente entre Abuelas de Plaza de Mayo y el Municipio de Tigre, que junto al Centro Cultural de la Cooperación solventaron la economía del festival. “Este predio nunca estuvo tan lleno como ahora”, dijo Eduardo de la Puente cuando se acercaba el final de la jornada. “Me dicen que se hicieron muchísimos festivales en Tigre, pero que este es el más grande de todos”.  
Las abuelas recibieron como regalo un cuadro con el afiche que se utilizó para difundir el festival: un pañuelo blanco sobre fondo celeste del que brotan flores amarillas, rojas y verdes. Esos afiches psicodélicos y multicolores de la convocatoria estuvieron a cargo del diseñador gráfico Santiago Spigariol, que los hizo junto al dibujante Santiago Pozzi–creador de afiches para bandas como Pearl Jam y Los Espíritus–. “Quisimos sintetizar de una manera moderna el festejo y la alegría, salir de esa estética avejentada donde se acumulan nombres y consignas panfletarias”, dijo Spigariol a Página 12. “Eso está desde el propio nombre, que buscamos que sea directo, más efectivo, que convocara a un público más amplio del que ya sabíamos que iba a venir a apoyar a las Abuelas de Plaza de Mayo”.
Abajo del escenario, mientras Nonpalidece se encargaba de hacer valer su localía en Zona Norte, Santiago De Moraes, cantante de Los Espíritus, le decía a Página12: “Estar acá es un orgullo. Las Abuelas son un ejemplo de vida y lucha para nosotros. Nos pegó muy fuerte poder abrazar a Estela. Está buenísimo que celebremos con amor y alegría el trabajo de las Abuelas, ellas son un faro”. Pero esa armonía con la que se había desarrollado el festival de principio a fin se quebró con un comunicado de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), subido a su cuenta de Facebook cerca de las diez de la noche que informaba sobre la detención de varias personas en el festival por los 40 años de las Abuelas de Plaza de Mayo y mencionaba la presencia de un Falcón verde. Pasada la medianoche, Correpi difundió que habían sido liberados quienes estaban demorados en la comisaría de Tigre. El diputado y nieto restituido Horacio Pietragalla Corti señaló en su cuenta de Twitter que el festival había terminado con total normalidad y que “sólo hubo seis personas demoradas por cuestiones menores”que fueron liberadas. Aseguraba, también que la foto de un Falcón verde que había circulado en redes sociales no correspondía a ese día. Detrás de la confusión que rodeó al episodio, las palabras pronunciadas sobre el escenario por Estela de Carlotto unas horas antes volvían a dimensionarse en toda su profundidad. “No somos mujeres diferentes a los demás: a todos nos toca hacernos cargo hoy de luchar por la dignidad y la justicia”.

El Camino a 2019 | Entrevista a Axel Kicillof