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martes, 5 de junio de 2012

05.06.2012 | 42ª Asamblea General de la OEA en Cochabamba, Bolivia Evo y Correa pidieron la eliminación de las bases militares de EE UU en la región “O la OEA muere como un organismo puesto al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América”, advirtió Morales ante la mirada atónita de la secretaria adjunta estadounidense para Asuntos Hemisféricos, Roberta Jacobson.

C on el planteo de reformar radicalmente o acabar definitivamente con el andamiaje institucional montado según los intereses geopolíticos de los Estados Unidos en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial y en los tiempos de la Guerra Fría, Bolivia y Ecuador le imprimieron un giro a la 42ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ante la mirada atónita de la secretaria adjunta estadounidense para Asuntos Hemisféricos, Roberta Jacobson, Evo Morales y Rafael Correa plantearon la “refundación” del sistema vigente con ideas que incluyen la supresión del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la eliminación de las bases militares estadounidenses en suelo americano.
“O la OEA muere como un organismo puesto al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América”, advirtió Morales cuando inauguró las sesiones de la Asamblea, en el aula magna de la Universidad del Valle, en Tiquipaya, Cochabamba. Fue entonces que, para iniciar la refundación, el presidente de Bolivia propuso eliminar el TIAR, la Junta Interamericana de Defensa –ambos constituidos en  1947 para “enfrentar el peligro comunista”– y hasta la nefasta ex Escuela de las Américas, ahora trasladada de Panamá a los Estados Unidos y rebautizada como Instituto Hemisférico de Cooperación en Seguridad.
Ayer fue el turno de Correa, y el ecuatoriano propuso el cese de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y una vasta red de las llamadas organizaciones no gubernamentales, que operan en los países latinoamericanos con el financiamiento oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos y la Agencia Interamericana para el Desarrollo (AID), una colateral del andamiaje diplomático estadounidense (ver aparte).
“Es nuestra obligación cambiar a la OEA”, dijo Morales, para luego plantear como punto esencial de la nueva política la eliminación de las bases militares estadounidenses en la región. “Con las disculpas necesarias, si de verdad Latinoamérica y el Caribe merecemos respeto, tiene que acabarse con las bases militares”, señaló el presidente. En su discurso, Morales se anticipó a lo que luego plantearía Correa y dijo que hay que “cambiar o liquidar” a la CIDH porque, tal como opera, sólo sirve para velar por los intereses de los Estados Unidos. 
Luego, el boliviano fue más preciso: “Para la refundación es importante la universalización de la CIDH, para supervisar la vigencia de los Derechos Humanos no sólo en América Latina sino también en Estados Unidos, y si no quieren cuidar los Derechos Humanos en Estados Unidos, mejor entonces que desaparezca la CIDH.” En línea con esto, propuso la creación de nuevos instrumentos. “Es importante constituir otros organismos para defender los derechos de la Madre Tierra y de los pueblos originarios, así como implementar políticas de complementariedad en el comercio.”
En vano, podría decirse, el secretario de la OEA, José Miguel Insulza, intentó reafirmar ayer la “validez y vigencia” del organismo que dirige desde hace siete años. “Desde los tiempos de su fundación –retrucó Morales–, la OEA ha servido para intervenir naciones, encubrir dictaduras y hasta para impulsar a las dictaduras, para reprimir a los movimientos sociales que luchan por la liberación, pero fundamentalmente para combatir al socialismo. Por tanto –finalizó– no sólo para actuar contra los movimientos sociales sino contra los partidos de tendencia anticapitalista, antiimperialista y anticolonial.”  <
Efe, Ansa, dpa

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