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jueves, 6 de septiembre de 2012

“Somos como Gatica, nos cagan a piñas pero seguimos peleando” Año 5. Edición número



Una charla a fondo con Hebe de Bonafini y Cecilia de Prósperi, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
El local de El Revolucionario –el bar de la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo– funciona, en este caso, como la casa de Hebe de Bonafini y Cecilia de Prósperi, porque es con esa calidez, la de recibir en su propia casa, que la abren para conversar con el cronista. Aunque lo primero que Hebe dice es que no es su casa, como tampoco lo es la de las Madres, sino la de todos. “Siempre fue de todos, la Casa de las Madres, y este lugar ahora queremos que sea de todos, que no vengan como invitados, que lo usen”, insiste.
–Cuando me llamaron, el 23 de marzo, para dar una charla, me sentí tan a gusto y honrado de ver cómo se inauguraba El Revolucionario. Es algo extraordinario. Esa noche la tengo guardada. Tanta historia, tantos años. Y cuando veía todos los cuadros, todo lo que ustedes tenían atesorado… 
Hebe de Bonafini: –Todo está acá, ahora, para que la gente lo pueda ver, lo pueda disfrutar, que lo pueda vivir. Que vengan y lo usen como propio, si no, no tiene ningún objetivo.
–El sacudón que han vivido ustedes, como siempre las tira para adelante...
H.B.:
 –Somos como el mono Gatica: nos cagaron a trompadas. Teníamos la cara ensangrentada y los ojos negros, pero todavía podíamos ganar una pelea.
–La cantidad de obras de arte, una camiseta de Maradona, otra que le regaló Néstor… es impresionante.
H.B.:
 –Todavía hay más cosas en las vitrinas que vamos a ir cambiando porque la gente entra y saca fotos. Son 35 años de lucha. Ninguna Madre se llevó nada para la casa. Lo dejó acá para que sea de todos. Y que cada persona que nos regaló algo, grande o chiquito, vea que lo atesoramos. Y eso emociona mucho. Recuerdo a un viejito de Santiago del Estero; cuando fui, me hizo una madrecita con chala de choclo y la pintó. Muchos años después, el señor vino y vio su regalo en la vitrina. Lloraba como un loco porque no podía creer que la guardáramos.
–Es que tiene que ver con que ustedes saben guardar porque están haciendo algo para otras generaciones. Piensan en una sociedad inclusiva.
H.B.:
 –Todo es de todos. Nosotros socializamos la maternidad. Todos son nuestros hijos.
–Eso es algo que muy pocos entienden.
H.B.:
 –Alicia Kirchner me decía: “Qué difícil lo que hicieron ustedes. A mí me cuesta”. Pero es tan hermoso. Ninguna de nosotras tiene un pedido especial por los pibes que nos faltan. Ellos están dentro del pedido de Justicia. Ninguna de nosotras hizo juicio aparte.
–¿Fue un proceso lento o de ruptura?
H.B.:
 –Es lento. No todas las madres lo hicimos al mismo tiempo. Lo propusimos y dejamos que cada madre lo elabore. Empezamos por dejar aquella foto grande. Y el primer paso fue que cada madre empezó a llevar otra foto. Porque se la pasaban dando vueltas a ver dónde estaba la foto del hijo. Después dijimos, la ponemos en la camioneta y cada una toma una. Pero tampoco sirvió. Luego la llevábamos en la cartera, pero cuando veían un periodista la sacaban y ahí iba el periodista. Entonces les dimos tiempo. Y aquellas que ya habíamos hechos los pedidos con otros, les pudimos hacer sentir a esa madre la importancia de sentirse madre de todos. Es la solidaridad que nos enseñaron nuestros hijos. Eran solidarios al máximo.
–Cuando Néstor Kirchner dijo somos hijos de la Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a mí me sacó un peso de encima porque en realidad demostró, él, un tipo valiente, que había más que aprender de las Madres y las Abuelas que lo que cada uno de los militantes había hecho.
H.B.:
 –Nosotras decimos que nuestros hijos nos parieron. Desaparecen ellos y nacemos nosotras. Ahora lo que más le hace falta a la juventud es ser solidaria. Por ejemplo, mi hijo, el más chico, tenía dos trabajos y uno era para pasarle a un compañero que estaba clandestino y escondido. Y eso lo hacía naturalmente. Se sacaban todo para dárselo al que tenía que pasar la frontera, al que tenía que disparar. Y esa parte de entregar lo mejor que uno tiene todavía falta. Un día mi hijo me preguntó que es la solidaridad. Y le dije que era dar lo a uno le sobró. Y me dijo: “No mamá, es dar lo mejor que uno tiene”. Me cortó por la mitad. Eso lo aprendimos de ustedes y eso me da un orgullo enorme. ¿Sabés de dónde yo saqué la idea clave? De Trelew. Ahí se juntaron los grupos y no importaba si eran montoneros o del ERP o de otro. Se juntaban a trabajar todos juntos en la oscuridad, el silencio. Tenían un solo objetivo. Y yo digo que si las madres tenemos un solo objetivo, que es reivindicarlos, tenemos que aprender de ellos. Hace treinta años que vivimos juntas. Desde la mañana hasta la noche estamos juntas, trabajamos, peleamos...
Cecilia de Prósperi: –Tareas no faltan…
–Y tienen la universidad, la radio… líos no les faltan. ¿Cómo anda la universidad?
H.B.:
 –Muy bien. Estamos trabajando para que el Ecunhi sea parte de la universidad. Todo lo que sea del arte. Ya tenemos las carreras aprobadas por el Ministerio. A las piñas, porque no sabemos qué somos si públicas o privadas. Creamos problemas porque empezamos como empezamos y nos estamos acomodando. No podemos hacer propaganda porque no entramos todos. Mucha gente.
–Es impresionante cómo ustedes reformularon el tema de la vivienda. Muy poca gente lo sabe.
H.B.:
 –Ahora, con este proyecto nuevo que hay del Gobierno, hicimos un convenio y estamos vendiendo lo paneles terminados y la capacitación. Con eso e ingenio se pueden ellos mismos hacer las casas. Hemos hecho varios encuentros. Ahora vamos hacer el tercero con empresarios. No importa que sea una casa o dos o tres o que no esté el municipio por medio. Tenemos encargado hospitales, salas de pequeños auxilios, algunas escuelas. Así que como Gatica...
C.P.: –No nos han vencido.
–No puedo olvidar cuando llegaron los allanamientos y ustedes le preguntaron a la policía si querían faina o pizza. Y ellos no entendían...
H.B.:
 –Las madres estaban asustadas por lo que escuchaban en la tele. Y yo les dije a las madres que vinieran, porque no estaba pasando nada. Yo fui, recibí al comisario, abrimos todos, las madres fueron llegando.
–Muchos dicen que Hebe se enoja y vos lo asumiste con tranquilidad completa…
H.B.:
 –No tenía nada que ocultar. Y resulta que la policía encontró cuatro libros azules. Y pensaron que eran actas, los sacó del placard y los abrieron. Era el diario de las Madres. Y en la primera página decía: Juicio y castigo a los culpables. Ellos se lo buscaron.
–Me gustaría saber, con todo este sacudón, cómo fue tu relación con la Presidenta y si gente de la oposición, que quizá no coincide con la mirada ideológica de las madres, se acercó.
H.B.:
 –Gente de la oposición no existe. Hay gente que difama pero no conozco a la oposición.
–Aquí hay gente de izquierda que se ha reivindicado y ha tenido historia de militancia y que hoy no está en el kirchnerismo. ¿Esa gente tampoco?
H.B.:
 –No, Pino Solanas no, si me preguntás por él. Y sí, toda la gente del Gobierno. Nos llamaron y alentaron. Nos siguieron invitando a los actos. Al otro día, Cristina nos invitó a un acto. Y me mandó a decir que me invitaba para que fuera. Ésas son cosas que no tienen precio. Reconocen nuestro trabajo. Y toda la gente que nos animó y fue a la plaza. Eso nos ayudó a sostenernos. El presidente de la Suprema Corte, que después de todo lo que le dije me mandó un libro con una dedicatoria y siguió invitando.
–Recuerdo que le decías cosas en la puerta de tribunales. Una vez conversé con él y me trasmitió respeto por ustedes. Es bueno saber que si en algún momento uno tiene una diferencia…
H.B.:
 –Las Madres hemos hecho algo que no hizo nadie, que es ir a la Plaza durante 35 años, sin faltar nunca, hacer todas las marchas de resistencia, reconocer cuando nos equivocamos con Néstor y toda la maravillosa amistad que tuvimos con él y después haber tomado la decisión de hacernos kirchneristas. Hasta ese momento, las Madres nunca fuimos de ningún partido. Lo discutimos mucho. Y cuando lo decidimos, lo hicimos. Y nos sentimos orgullosas. Estamos orgullosas de ser parte de este proyecto popular y nacional. Pase lo que pase estamos acá. Somos soldados de este proyecto. Vamos a seguir estando. Tenemos la mayor, que tiene 95 años, y todas las demás estamos cerca.

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