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miércoles, 15 de abril de 2015

Entrevista Naomi Klein: Un plan Marshall para salvar la Tierra

Los lobbies neoconservadores aseguran que el cambio climático es un caballo de Troya verde con la barriga llena de doctrina socioeconómica roja y Naomi Klein está de acuerdo con ellos. La autora de ‘No Logo’ (2000) y ‘La doctrina del shock’ (2007) cierra su trilogía contra el capitalismo con un ensayo sobre el cambio climático.
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“Todas las negociaciones sobre el clima presentan trilemas, no dilemas -decía hace unas semanas el ministro de Desarrollo Rural de India, Jairam Ramesh, en un evento paralelo al Foro Económico Mundial de Davos-. Tienes que conseguir algo que sea políticamente posible, económicamente deseable y además óptimo para el medio ambiente”. En su último libro, Esto lo cambia todo, Naomi Klein asegura que no se trata de un trilema sino de una contradicción. “Óptimo para el medio ambiente” y “económicamente deseable” son conceptos autoexcluyentes, al menos dentro del modelo capitalista. 

“Lo que necesita el clima para evitar el colapso es una contracción en el consumo de recursos, lo que necesita nuestro modelo económico actual es expansión sin trabas -explica Klein en su libro-. Sólo uno de estos modelos se puede cambiar, y no son las leyes de la naturaleza”. Esa contradicción es la culpable de que, después de 20 años de negociaciones y acuerdos para proteger el medio ambiente, las emisiones hayan crecido un 61%, una catástrofe ecológica irreparable y posiblemente irreversible. Es precisamente la inminencia de esa catástrofe lo que convierte la lucha contra el cambio climático “sin duda en el mejor argumento que ha habido nunca para cambiar de modelo”. 

“El movimiento contra el cambio climático ofrece una narrativa fuerte en la que aspectos como la lucha por un trabajo digno y la justicia para inmigrantes hasta las reparaciones por perjuicios históricos como la esclavitud y el colonialismo pueden ser parte del gran proyecto de construcción de una nueva economía, no tóxica, a prueba de shocks, antes de que sea demasiado tarde”.
Las soluciones de Klein son vieja escuela: cambio a energías renovables, fomento del transporte público sobre el coche y del tren sobre el avión. Rediseño de las ciudades para la reducción del uso del coche, paquetes de ayuda para los desastres que están por venir. Agroecología. Regulación. Un plan Marshall para salvar la tierra. Pero toda su estrategia está centrada en los movimientos sociales.
¿Fue esto lo que aprendimos después del fiasco de Copenhague?
Copenhague fue un fiasco. No sólo porque no conseguimos sustituir los protocolos de Kioto por otros más duros, incluyendo consecuencias para aquellos gobiernos que no cumplen los objetivos pactados. Los científicos aseguran que el margen acordado de dos grados de temperatura es una cifra demasiado alta. Los delegados africanos se opusieron frontalmente a este acuerdo porque esos dos grados en Europa, en partes de África serían probablemente 3,5, y esto sería devastador. Los niveles del océano subirían, tragándose islas y varios países quedarían sepultados bajo el nivel del mar. Peor aún, el acuerdo ni siquiera es coercitivo.
Pienso que la razón principal del fiasco no fueron sólo los lobbies sino también la actitud. Los países afectados adoptaban una posición suplicante, suplicando a Obama y Merkel que por favor hicieran algo para cambiar la situación. Creo que desde entonces ha habido un cambio sustancial en el movimiento contra el cambio climático. Han entendido que el liderazgo debe crecer desde abajo y presionar a los líderes, no tanto para que firmen acuerdos sino para que incorporen los cambios necesarios a su agenda política.
Allí fue donde se puso la fecha límite de 2017. ¿Es realmente significativa?
2017 es la fecha que estableció la Agencia Internacional de Energía para dar la vuelta al proceso de destrucción del planeta. Después de esa fecha será mucho más difícil permanecer por debajo de los dos grados de temperatura que se acordaron en la cumbre de Copenhague. Lo que la Agencia dice es que seguimos construyendo infraestructuras para el mercado de los combustibles fósiles. Estas infraestructuras están fuertemente subvencionadas con dinero público y están diseñadas para durar otros 50 años, contraviniendo todos los buenos propósitos de estos encuentros.
Por eso el movimiento contra el cambio climático está tan preocupado por las infraestructuras, como los proyectos para conducir arenas bituminosas desde Alberta. Estos conductos están diseñados para durar varias décadas y, una vez hayan sido construidos, será imposible impedir que fluya por ellos el alquitrán. 
Francia es un país fuertemente nuclear, con un montón de compañías de agua privadas y todo esto será presentado como soluciones al cambio climático. Privatización de agua, cultivo de transgénicos. Por eso ya no basta con decir que necesitamos que se haga algoporque hay muchas compañías haciendo algo. Ese algo tiene que ser justo y tiene que ser apropiado.
En el antepenúltimo capítulo de La doctrina del shock hablo precisamente de lo que sucedió después del huracán Katrina, una catástrofe producida por el cambio climático, porque cuando los océanos se calientan el resultado son huracanes más fuertes. Es un caso ejemplar de la doctrina: hoy Nueva Orleans tiene el sistema educativo más privatizado de Estados Unidos, ha cerrado todos los proyectos de viviendas de protección oficial y han tirado casas que no estaban dañadas para poner zonas residenciales de lujo y cadenas hoteleras.
Usted dice que el principal obstáculo contra el movimiento no son los negacionistas del Tea Party ni las fundaciones neoconservadoras creadas y patrocinadas por las grandes empresas petrolíferas, sino “el fetiche del centrismo” que afecta a gran parte de la izquierda: la idea de ser razonable, ser profesional, saber negociar y no perder la calma. 

Esta actitud es especialmente predominante en los medios de comunicación, donde tienes a grandes columnistas que se enorgullecen de ser capaces de llegar a un punto medio y encuentran que cualquier reacción extrema es mala. El problema con el cambio climático es que, en los últimos 20 años, nos hemos quedado sin opciones. Nos encaminamos hacia un futuro muy extremo y las únicas medidas que podemos tomar son también extremas. Por eso se nos ocurrenplanes disparatados de geoingeniería, como lanzar millones de pequeños espejos al espacio para tratar de bloquear el Sol. Nos parece más fácil hacer eso que poner paneles solares en todos los tejados de Norteamérica. 

Una de las partes más interesantes del libro es el repaso que hace a esas soluciones científicas y otros mitos de salvación que nos contamos a nosotros mismos como excusa para no hacer nada. Desde el optimista “que nos salven los científicos” al nihilista “ya no hay nada que hacer”, parece guardar un lugar especial en su corazón para el “que nos salven los multimillonarios”. Concretamente, gente como Bill Gates y Richard Branson.
[Nota: La fundación Gates patrocina varios grupos medioambientales, pero al mismo tiempo Bill Gates invierte en BP y ExxonMobil (1.200 millones de dólares en 2013). Richard Branson, dueño de la compañía de aviones Virgin, vio la luz después de una charla con Al Gore y prometió invertir 3.000 millones de dólares en la búsqueda de soluciones energéticas sostenibles para su negocio. También creó un premio de 25 millones de dólares para la tecnología capaz de eliminar de manera segura los 1.000 millones de toneladas de carbono que sus aviones generan cada año y hasta fundó una ONG, Carbon War Room, que busca soluciones al cambio climático. Seis años más tarde, la inversión se ha quedado en un 10% de lo prometido, sin ninguna solución a la vista. Mientras tanto, las emisiones de Virgin han subido un 40%.]

El principio de que aquellos que más contaminan deberían hacerse responsables de buscar maneras de limpiar es una gran idea, pero hacerlo de manera voluntaria, por su buen corazón, es un problema. La deuda verde hay que legislarla, como hicimos en EEUU con la Superfund Act en 1980, el último trozo de legislación verde antes de la era Reagan. Era una tasa que debían pagar las industrias más sucias para limpiar su propio estropicio. Creo que ese debería ser el principio de nuestra transición de los combustibles fósiles. Muy buena idea la del señor Branson pero ahora tenemos que legislarlo, no puede ser voluntario. Y tiene que ser contrastado: no tiene sentido que seamos yo y mi equipo los que vayamos a ver si Richard Branson ha cumplido su promesa. Por la que recibió, por cierto, millones de dólares en publicidad. [Nota: Y no cumplió]

Branson hizo su promesa en la Clinton Global Iniciative y esto es lo que pasa todos los años allí. Es una reunión de ricos donde todos los años llegan críos que prometen salvar al mundo de la malaria, del sida y de otras amenazas con una App. Y nadie se ocupa de mirar qué ha pasado con estos proyectos, y si se ha hecho algo con el dinero invertido. Lo que demuestra el ejemplo de Branson es la falacia de esta “era de la filantropía” que nace del capitalismo y pertenece a él.

Hipocresía o esquizofrenia, no es la única paradoja que se destaca en el libro. Los países más avanzados en materia de energía verde, como Alemania y Finlandia, son los mismos que explotan recursos negros en otros lugares, la nueva ola de colonialismo energético que destruye los últimos pulmones y riñones del planeta, del África al Amazonas pasando por la India. Y el concepto de la deuda verde ha fallado a los países bolivarianos, que han emprendido una política de extracciones. Especialmente el caso de Ecuador que, a pesar de su Plan Nacional para el Buen Vivir, ha empezado a extraer en el Yasuní, el único tramo de la Amazonía ecuatoriana que estaba libre de extracción petrolera. 

Son paisajes muy complejos. En sus primeras elecciones, Rafael Correa tuvo el apoyo del movimiento indígena y su gobierno debía reflejar ese apoyo. Hubo una asamblea constitucional en la que se constituyó ese Plan Nacional del Buen Vivir. No fue Correa sino la asamblea la que escribió esta constitución y, aunque no era perfecta, es al menos más inclusiva que la democracia participativa que hay en la mayor parte de los países.
Casi inmediatamente, el gobierno de Correa entró en conflicto con las partes de esa constitución que estaban en contra de la extracción. Y Correa, que siempre ha sido un progresista tradicional, jugó con la idea de la deuda ecológica, que también vino de las bases y ese modelo de proteger el Parque Nacional de Yasuní.
El grupo medioambiental Acción Ecológica tuvo la idea de hacer que el planeta entero ayudara a Ecuador a mantener el Yasuní libre de extracciones, por ser un patrimonio de la humanidad. Correa recogió el guante y creó una fundación en la que el resto de los países podría contribuir, no con todo el dinero que habrían ganado extrayendo el petróleo sino la mitad. El gobierno ecuatoriano pondría el resto. Fue una propuesta visionaria, pero el resto del planeta no respondió y Correa dijo a la mierda. Y procedió a la extracción. 

Brasil, que no tiene un plan del buen vivir, se ha convertido en la superpotencia de Sudamérica gracias a su política de extracción pero también a su industria ganadera, una industria que por cierto contribuye más al cambio climático que todas las demás juntas. Usted argumenta que las soluciones individuales no bastan pero es nuestro gusto cultural por la proteína animal -cuyo consumo hemos cuadruplicado en los últimos 70 años- el que produce más emisiones que los coches, los aviones y las fábricas juntos. ¿Por qué no ocupa más espacio en su libro?

Hay un poco en el libro sobre la agricultura industrial y agroética en mi libro y creo que algunos de los cálculos que se hacen alrededor del comsumo de carne tienen que ver con cómo se produce esa carne. El modelo que seguimos es sin duda un desastre. Pero creo que es una buena crítica del libro, creo que debería haber más en el libro sobre agricultura en general y la producción de carne en particular.
Pero no veo una dicotomía entre enfatizar la acción individual y las agendas políticas que creo que deberíamos conseguir. Porque la ganadería industrial está fuertemente subvencionada por el Estado. Si queremos solucionar eso, la respuesta no es convencer a todo el mundo de que se haga vegetariano sino tratar de eliminar los subsidios a esa industria. Creo que deberíamos cambiar nuestras estructuras alimentarias de la misma manera que vamos a cambiar nuestras estructuras energéticas.
Artículo de Marta Peirano

miércoles, 8 de abril de 2015

Conferencia de la delegacion cubana a los foros paralelos de la Cumbre d...

INICIO » NOTICIAS, POLÍTICA » Delegación venezolana se retira también de sesión plenaria de Foro de Sociedad Civil En este artículo: Cuba, Cumbre de las Américas, Sociedad Civil, Solidaridad, Venezuela

Los participantes cubanos se retiran de la sesión inaugural del Foro de la Sociedad Civil, en Panamá. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Los participantes cubanos se retiran de la sesión inaugural del Foro de la Sociedad Civil, en Panamá. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La delegación venezolana que asistía al Foro de la Sociedad Civil que se realiza en la VIII Cumbre de las Américas se retiró del recinto este miércoles en solidaridad con Cuba.
La delegación cubana abandonó la sesión luego de que en la misma se evidenciará la presencia de “El Gato” Rodríguez Mendigutía -señalado de ser uno de los asesinos del Ché Guevara- y pidió al gobierno de Panamá expulsar a “El Gato” de los foros. 
“Los representantes de la verdadera sociedad civil ha salido de la sala porque no vamos a compartir el mismo espacio de una supuesta sociedad civil que está pagada”, dijo el diputado antillano Luis Morlote.
Morlote agregó que es “inadmisible” que la delegación cubana esté presente en el mismo sitio de “mercenarios” que se autodenominan miembros de la sociedad civil.
(Con información de Agencias)

viernes, 3 de abril de 2015

¿ A vos que te parece???????


 
18/02/2015

El escándalo científico más grande de todos los tiempos

NdR: EcoPortal.net no está de acuerdo con las opiniones vertidas en el presente artículo. Es publicado con la intención de dar a conocer la otra mirada sobre el tema y abrir el debete.
Cuando las generaciones futuras miren hacia atrás y lean sobre el miedo que causó el calentamiento global del planeta, lo que realmente les causará sorpresa no será la enorme campaña mediática y política al respecto, sino la increíble manipulación de los registros de temperatura oficiales, sobre los que en definitiva se basa toda esta oleada de pánico y que fueron sistemáticamente “ajustados” y manipulados para mostrar que la Tierra se estaba calentando mucho más de lo que los datos reales mostraban. Para empezar, hay una cosa que debemos saber.
 
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El escándalo científico más grande de todos los tiempos
La creencia en el calentamiento global se ha basado por completo en cinco registros de datos oficiales.
Tres de ellos se basan en mediciones realizadas en la superficie de la Tierra, datos compilados por el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS), por la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA) y por la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia, trabajando conjuntamente con el Centro Hadley para la Predicción del Clima, que forma parte de la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
Los otros dos registros derivan de las mediciones realizadas por satélites, y luego compilados por los Sistemas de Teledetección (RSS) en California y la Universidad de Alabama, en Huntsville (UAH).
En los últimos años, estas dos formas tan diferentes de medir y recopilar la temperatura global han mostrado resultados muy diferentes entre sí. El registro de superficie ha mostrado una tendencia creciente de temperaturas hasta mostrar el año 2014 como “el año más caluroso desde que comenzaron los registros”.
Sin embargo, el RSS y el UAH por su parte no han registrado ningún cambio significativo en las tendencias de temperatura en los últimos 18 años y han establecido que el año 2014 solo ha sido el sexto año más caluroso desde 1997. Los tres registros de superficie, son dirigidos por apasionados creyentes en el calentamiento global causado por el hombre y lo más sorprendente es que, de hecho, obtienen la mayor parte de sus datos de temperaturas de superficie de la tierra de una sola y única fuente.
Esa fuente es el Global Historical Climate Network del gobierno estadounidense (GHCN), administrado por el NOAA de los EE.UU., que depende del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Hay dos aspectos en todo este sistema de medición de temperaturas de superficie que durante mucho tiempo ha preocupado a un creciente número de estadísticos, meteorólogos y expertos bloggers del mundo de la ciencia. Uno de estos aspectos, es que la red de estaciones que supuestamente cubre toda la superficie del planeta y de la que extrae sus datos GHCN es realmente precaria. Hasta el 80% de la superficie de la Tierra no está cubierta de forma fiable por estaciones de medición.
De hecho, desde 1990, el número de estaciones de registro en superficie se ha reducido a la mitad, pasando de 12.000 a menos de 6.000 y la mayoría de ellas se sitúan en zonas urbanas o lugares donde los estudios han demostrado que gracias al “efecto de isla de calor urbano”, las lecturas pueden ofrecer registros de hasta 2 grados centígrados más que en aquellas zonas rurales en las que se han eliminado estaciones de registro de datos. Para llenar estos enormes vacíos en recopilación de datos, se ha recurrido a recreaciones informatizadas para simular las temperaturas en las zonas no cubiertas, de manera que las temperaturas más altas registradas por las estaciones urbanas conducen a una previsión de temperaturas más elevadas en aquellas zonas donde realmente no se han registrado las temperaturas, contribuyendo con ello, a la creencia de uncalentamiento global.
Pero aún resulta más preocupante la evidencia de que incluso estos datos extrapolados, se han sometido a nuevos “ajustes” para aún aumentar más el registro de temperaturas, de forma artificial. Los investigadores asiduos han desenterrado un sin número de ejemplos en todo el mundo, desde los EE.UU. y Rusia a Australia y Nueva Zelanda.
En Australia, un enfriamiento de 1 grado centígrado producido durante los últimos 80 años, se convirtió mediante la manipulación de los datos, en una tendencia al calentamiento de 2,3 grados. En Nueva Zelanda, se produjo un escándalo académico cuando los datos que mostraban que entre 1850 y 1998 no se producían cambios significativos, fueron “ajustados” para mostrar una tendencia al calentamiento de 0,9 grados por siglo. Uno de los ejemplos de manipulación más descarados y comprobables nos los muestra Paul Homewood.
En su blog Notalotofpeopleknowthat, Homewood, se dedicó a comprobar las gráficas detemperatura publicadas oficialmente y referentes a tres estaciones meteorológicas en Paraguay, comparándolas con las temperaturas que originalmente se habían registrado en el lugar. Homewood se centró en esas estaciones paraguayas porque entre 1950 y 2014, según datos del GISS, habían registrado un aumento de temperatura particularmente elevado de más de 1.5 grados Centígrados: el doble del aumento global aceptado para el conjunto del siglo XX.
Sin embargo, en cada caso, Homewood pudo comprobar cómo la tendencia mostrada por 60 años de datos reales se había invertido drásticamente de modo artificial, de modo que lo que en realidad era una tendencia hacia el enfriamiento, fue reescrito para transformarse en una tendencia que mostraba un calentamiento muy marcado.
Esto es solo uno de los muchos ejemplos de una larga práctica reconocida por observadores expertos de todo el mundo y que plantea grandes interrogantes sobre los registros oficiales detemperatura en la superficie del planeta. Homewood no se limitó a verificar los datos de las estaciones paraguayas, sino que se dedicó a repasar los de otras estaciones meteorológicas de América del Sur.
En cada caso se encontró con los mismos ajustes sospechosos en el mismo sentido, es decir, en el de reescribir las temperaturas originalmente tomadas en los registros y cambiarlas por temperaturas más altas.
El primer reajuste de las temperaturas fue realizado por el GHCN, que es una base de datos de varios registros climatológicos de todo el mundo. Luego esos “reajustes” o manipulaciones de los datos, fueron amplificados por dos de los principales registros oficiales de temperaturas de superficie, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) y el Centro Nacional de Datos Climáticos (CNDC), que utilizan las supuestas tendencias de calentamiento para estimar la evolución de las temperaturas en las amplias regiones de la tierra donde no se toman mediciones.
Estos son los registros de datos que al final los científicos y los políticos usan para fundamentar su creencia en el “calentamiento global”. Ahora Homewood ha centrado su atención en las estaciones meteorológicas de gran parte del Ártico, entre los 51 grados oeste en Canadá y el corazón de Siberia, a 87 grados Este.
Una vez más, en casi todos los casos, se han realizado los mismos “ajustes” de registros de temperatura en el mismo sentido, es decir, reescribiendo las temperaturas originalmente medidas, hasta mostrar calentamientos artificiales de más de 1 grado Centígrado.
Esto ha sorprendido a gente como Traust Jonsson, quien pasó mucho tiempo a cargo de la investigación climática en el centro meteorológico de Islandia (y con quién Homewood ha estado en contacto). Jonsson se sorprendió al ver cómo la nueva versión de los datos, hace desaparecer por completo lo que se llamaron “los años del mar de hielo” de Islandia en torno a 1970, cuando un período de enfriamiento extremo casi devastó la economía de su país.
Uno de los primeros ejemplos de estos “ajustes” fue expuesta en 2007 por el estadístico Steve McIntyre, cuando descubrió un artículo publicado en 1987 por James Hansen el científico (que más tarde se volvió un fanático activista climático) que durante muchos años dirigió el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS).
Los gráficos originales de Hansen mostraban como las temperaturas en el Ártico en torno a 1940, eran mucho más altas de lo que lo han sido en cualquier momento histórico desde entonces.
Pero como Homewood revela en su blog, el Instituto Goddard, invirtió esos datos del revés, consiguiendo que las temperaturas del Ártico en los años 40 parecieran tan bajas que cualquier temperatura posterior indique un presunto proceso de calentamiento global. El interés de Homewood en el Ártico es en parte debido a que la pérdida de hielo polar, así como la desaparición de los osos polares, se han convertido en la carta de presentación principal para defender el argumento de que estamos amenazados por un calentamiento global desbocado. Pero él eligió ese tramo concreto del Ártico, ya que es donde el hielo se ve afectado por la llegada de agua más caliente procedente de los cambios cíclicos en las corrientes Atlánticas, un proceso que alcanzó su punto máximo hace 75 años, hacia los años 40, cuando se derritió mucho más hielo del Ártico del que se ha derretido recientemente.
Y es que la fusión del hielo del ártico, no es causada por el aumento de las temperaturas globales en absoluto, sino por los cambios en las corrientes atlánticas que impulsan agua más caliente hacia esa zona.
Lo que resulta extremadamente grave en todo este asunto, es la forma en que esta manipulación al por mayor de los datos oficiales de temperatura, algo perpetrado por el GHCN y el GISS por razones aún no explicadas, se ha convertido en una enorme manipulación científica y en el que empieza a ser el mayor escándalo científico de todos los tiempos.
Si el mundo científico es capaz de perpetrar manipulaciones de este tipo por intereses que aún desconocemos, ¿cómo y por qué deberíamos seguir confiando en ellos?
Así pues, cuando en las noticias de la tele, alguno de esos pseudo-periodistas que se dedican a repetir las instrucciones como loros, os digan que el calentamiento global es “la mayor amenaza que enfrenta la humanidad”, pensad en cómo se están manipulando los datos para vendernos, una vez más, una gran y enorme mentira.
¿Alguna vez nos dirán la verdad sobre algo?
NdR: EcoPortal.net no está de acuerdo con las opiniones vertidas en el presente artículo. Es publicado con la intención de dar a conocer la otra mirada sobre el tema y abrir el debete.
Referencias:
http://www.telegraph.co.uk/news/earth/environment/globalwarming/11395516/The -fiddling-with-temperature-data-is-the-biggest-science-scandal-ever.html
http://www.telegraph.co.uk/comment/11367272/Climategate-the-sequel-How-we-ar e-STILL-being-tricked-with-flawed-data-on-global-warming.html

Algo está pasando en el planeta: Temperatura en la Antártica llegó al récord histórico de 17.4 grados

Esta es una noticia que se podría catalogar como histórica. En las bases argentinas Marambio y Esperanza en la Antártica -donde los termómetros generalmente no superan los cero grados- se registró una temperatura de 17 grados.
Algo está pasando en el planeta: Temperatura en la Antártica llegó al récord histórico de 17.4 grados
Está cubierta de nieve y grandes masas de hielo. Una de sus principales características, la temperatura promedio es bajo cero. Pero algo inusual ocurrió la semana pasada en las bases Argentinas en laAntártica, señala 24 horas.
En la base Marambio se registraron 17,4 grados el lunes 23 de marzo de este año. Al día siguiente en la base Esperanza, unatemperatura récord de 17,5 grados. Datos entregados por el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, donde explican que el fenómeno se debería a un centro de alta presión.
Según el Archivo Mundial de Extremos Meteorológicos y Climáticos de la Organización Meteorológica Mundial -que opera la Universidad de Arizona- la temperatura máxima en la Antártica en 1974 marcó 15 grados.  El registro en bases argentinas podría marcar un nuevo récord.
Ecoportal.net
Radio Santiago

miércoles, 1 de abril de 2015

INICIO » NOTICIAS, POLÍTICA » Palestina se convierte en miembro pleno de la Corte Penal Internacional de La Haya En este artículo: Israel, Mahmud Abbas, ONU, Palestina, Tribunal Internacional de Justicia de La Haya

Palestina1Este miércoles, Palestina ha pasado a ser miembro de pleno derecho de la Corte Penal Internacional de La Haya (CPI), el organismo que tiene el fin de investigar los crímenes de guerra, de lesa humanidad o de genocidio que tengan lugar en el mundo, según informa AP.
La ONU, como anunció hace tres meses su secretario general, Ban Ki-moon, ha autorizado su entrada porque tiene derecho a ello, después de haber sido reconocido en noviembre de 2012 como Estado observador, no miembro, de la Asamblea General de la ONU. No es un país plenamente soberano, pero sí tiene la entidad suficiente para sumarse a este tipo de organismos internacionales, puntualizó Ban Ki-moon.
El presidente palestino, Mahmud Abbás, firmó el respectivo acuerdo en enero y este 1 de abril entra en vigor. Según activistas, la integración a la CPI permitirá al pueblo palestino denunciar a Israel ante la institución.
Israel no es miembro de la Corte, pero los líderes militares y civiles del país podrán enfrentar cargos oficiales si hay pruebas de que han cometido crímenes de guerra en el territorio palestino.
(Con información de Russia Today)

Apr 01, 2015 | ISS Flyover of Super Typhoon Maysak